Trans Scania 2021. La aventura escandinava.



                         Trans Scania 2021. Primer español en la aventura escandinava. 

Durante una conversación con mi admirado amigo Mateo García Cabello este me propuso iniciar un blog en el que plasmar de manera escrita la experiencia en Trans Scania 2021 ya que a él otros blogs de compañeros de deporte le habían servido y animado a participar en pruebas en las que si no hubiese conocido previamente detalles de las mismas a través de estos blogs quizás jamás se hubiese animado a participar. 

Si contar mi experiencia escandinava sirve para que otros se animen a intentarlo aquí está mi relato. 

Cuando uno se plantea participar en una aventura de esta magnitud, inicialmente, no tiene en cuenta muchos factores determinantes que van a condicionar tu vida y la de tus seres queridos durante muchos meses. Las ganas de participar, y de cumplir un sueño, lo superan todo. Yo buscaba en la red carreras que me pudiesen hacer sumar puntos para intentar el asalto a UTMB (Ultra Trail Mont Blanc), carrera mítica y que todo aficionado a las carreras de montaña sueña con realizar en algún momento de su vida deportiva. No recuerdo exactamente en que página web aparecieron, como por arte de birli birloque, un montón de carreras y pruebas en muchos lugares del mundo que sumaban puntos para mi asalto a UTMB. 

Lo primero que debía hacer era acotar los lugares donde buscar mi “carrera” ya que hay pruebas en los 5 continentes que puntúan para la franquicia francesa y yo debía pensar en mi bolsillo y en los gastos que esto supondría. Así pues, acoté las carreras al viejo continente, Europa. Cientos de carreras aparecían en la pantalla y entre ellas apareció un perfil anaranjado acompañado de las palabras TRANS SCANIA. 

Me llamó la atención y pulsé sobre el icono de la misma. Ante mi apareció una web muy sencilla, también de color anaranjado, tipo blog, en ingles por supuesto, donde lo primero que me llamó la atención fue la distancia a recorrer….246 km en el sur de Suecia!!!! 

Desde que mis amigos Almudena y Jesús me iniciaron en la práctica de este deporte siempre me llamó mucho la atención las pruebas denominados en “autosuficiencia” donde cada corredor se debe gestionar la alimentación, los descansos, el material que deben portar en todo momento, etc. Si ya es difícil participar en una carrera de ultra distancia donde la organización tiene puntos de avituallamiento, imaginaos lo que debe ser una prueba donde uno se debe auto gestionar todo. Seguí navegando en la citada web y lo que sin duda alguna terminó de llamar mi atención fue el número de participantes en la prueba, 20. Esto ya sí que terminó de ponerme en alerta. 

A partir de ese momento busqué toda información disponible en la red a fin de hacerme una idea clara de donde tenía intención de meterme. En poco tiempo a la web de la prueba se sumaron un perfil de Facebook y un grupo de la misma red social formado por participantes anteriores y corredores que, como yo, estaban interesados en obtener información. Tardé pocos días en solicitar mi alta en ambos grupos y a partir de ese momento devoré todo cuanto caía en mis manos sobre la prueba. Todo era cierto, el número de participantes, la distancia, la modalidad, etc. 

La carrera se iniciaba en un embarcadero en la costa oeste del país, junto a una pequeña ciudad llamada Bjarred. Desde allí la prueba atravesaba completamente el sur de Suecia para llegar hasta una localidad pegada al Mar Báltico, de nombre Haväng y una vez llegado allí, y tocar las aguas del Báltico, había que recorrer el sendero en sentido inverso hasta llegar a la ciudad de Lund, donde finalizaba la prueba. Durante el trayecto se recorría completamente un sendero denominado Skänelenden. Este sendero está marcado en su totalidad en ambos sentidos con marcas e hitos de color naranja. Sin duda alguna la prueba había captado toda mi atención y me dispuse a contactar con la organización. 

En pocos días me había dado de alta en los grupos localizados en redes sociales y tras mi acceso a los mismos me presenté convenientemente y expresé mi deseo de participar en la prueba. Pocos días después recibí un mensaje privado de alguien llamado Daniel Cervera que me ofrecía su ayuda en caso de participar. Contesté casi inmediatamente ya que durante la lectura de procedimiento de inscripción descubrí que había que estar dado de alta en una web alemana denominada DUV, donde se debía incorporar toda la información relativa las pruebas de ultra fondo realizadas. Desde la organización de Trans Scania se solicitaba como condición para participar el acreditar la participación en varias pruebas de este estilo. En este aspecto no tenía problemas ya que contaban con varias participaciones en pruebas de 100 millas en años anteriores. 

Resulta que Daniel no era, como pensé en un principio, un antiguo participante. Se trataba de un sueco, en toda regla, de padre español y madre sueca, que residía en Bjarred desde muy pequeño, y que a juzgar por su aspecto, su parte de la genética española se encontraba totalmente escondida bajo esa apariencia de un auténtico y genuino Sueco. Daniel se convertiría en una pieza fundamental para mi participación en esta prueba y a quien no tengo suficientes palabras para agradecerle toda su ayuda. Tras darme de alta en DUV e inscribir las carreras en las que había participado debía solicitar mi participación en la carrera y para ello debía contactar con el organizador de la prueba, Magnus Bodin. Otra persona a la que estoy inmensamente agradecido por todo cuanto me ayudó. 

Todo estos hechos relatados aquí ocurrían durante los primeros meses del año 2019. 

Y llegó el día más deseado…. 

El 6 de noviembre de 2019 a las 10.57 horas llegaba a mi correo electrónico la confirmación de que había sido uno de los 20 agraciados tras el sorteo de las plazas disponibles para participar en la carrera. Ahora sí que me había metido en un buen lio…… 

Por esas fechas andaba recuperándome de la última prueba de ultra distancia en la que había participado, la Gran vuelta al Valle del Genal, en octubre de 2019 y en la modalidad por equipos, en la que había tenido la suerte de formar parte del equipo Hispatrail, que a la postre nos alzaríamos con la victoria en la modalidad con un tiempo de 23:30:14 h. Sin duda aquella fue una experiencia maravillosa. 

Durante la preparación de esta prueba había sentido algunas molestias en la zona inguinal que achacaba a una caída sufrida durante los entrenamientos previos a la prueba del Genal en la zona de Grazalema. Lo cierto y verdad es que no terminaban de desaparecer, por lo que me puse en manos del seguro de la Federación Andaluza de Montaña para intentar averiguar por qué las molestias no solo no desaparecían sino que iban a más, hasta prácticamente obligarme a dejar de correr. Tras varios meses de pruebas los médicos no se aclaraban y llegué a tener 4 diagnósticos distintos. Ante tal panorama decidí pasar de la Federación y acudir a la sanidad pública. En menos de 2 meses tenía un diagnóstico definitivo: Febrero de 2020: Doble hernia inguinal. 

De momento el mundo se vino abajo. A seis meses de la carrera y ante la incertidumbre de la fecha de una posible intervención quirúrgica tenía claro que en 2020 no podría participar en la prueba. El 13 de Marzo se declara el confinamiento general en nuestro país con motivo de la pandemia por Covid-19, y ante tal panorama ahora sí que tenía claro que sería literalmente imposible participar en Trans Scania. Aun así no pierdo la esperanza y continuo entrenando, aunque solo puedo montar en bicicleta, por lo que decido aumentar significativamente el volumen de kilómetros a recorrer a fin de mantener mi cuerpo lo más en forma posible. Larguísimas tiradas en bici metiendo mucho desnivel me ayudan enormemente a mantenerme en forma hasta que en julio de 2020 se me hace literalmente imposible seguir montando en bici ya que las molestias en la zona inguinal han aumentado significativamente. 

A finales de julio de 2020, desde la organización de la carrera, Magnus Bodin se pone en contacto conmigo y me consulta sobre el tema de mi participación, dada la caótica situación de los vuelos internacionales en aquel momento y las restricciones para desplazarse. Yo estaba dispuesto a asumir riesgos e intentar participar pero ante la situación de pandemia decidimos posponer mi participación en la prueba un año, por lo que sería de la partida en agosto de 2021. A partir de ese momento tenía 12 meses para conseguir operarme, con miles de personas muriendo por covid diariamente, todas las intervenciones quirúrgicas paralizadas y un estado de forma física cada vez más lamentable. 

Nunca tires la toalla….. 

No desisto de mi idea de operarme lo antes posible y remuevo Roma con Santiago hasta que por fin consigo acceder al departamento que lleva la lista de espera quirúrgica, en el Hospital de San Lázaro, donde arrojan algo de luz y me dicen que tras el levantamiento de las restricciones y la mejora de las cifras de hospitalizaciones por covid se mueve la lista de espera y que pronto pueden llamarme para la intervención. Así, el 5 de octubre de 2020 ingreso en la Clínica concertada con la seguridad social Santa Isabel, en Sevilla, donde el 6 de octubre me intervienen de una doble hernia inguinal. 

Todo parece ir bien. Nada más lejos de la realidad. Tras una primera intervención de más de 2 horas me suben a la sala de despertar y es allí donde detectan que los drenajes que me han dejado colocados tras la intervención se están llenando de sangre demasiado rápido. Tanto es así que deciden volver a bajarme de nuevo a quirófano, volver a sedarme y volver a acceder de nuevo a la zona intervenida, donde detectan un sangrado abundante de un pequeña arteria que cauterizan y para evitar males mayores antes de cerrarme llenan toda la cavidad inguinal con un líquido hemostático a fin de evitar posibles sangrados. Con el problema resuelto ahora tocaba eliminar de mi cuerpo las dos anestesias generales recibidas en menos de 8 horas. Los cuidados y mimos de mi mujer María Jesús serian fundamentales para poder pasar aquella primera noche. 72 horas después ya estaba en casa. 

Faltan 10 meses para la carrera. 

El 10 de noviembre de 2020 me incorporo de nuevo al trabajo aunque con las indicaciones de los médicos de no hacer absolutamente ningún tipo de esfuerzo físico al menos hasta pasados 3 meses desde la intervención. Esto nos ponía en una hipotética línea de salida para retomar los entrenamientos del 10 de febrero. La única posibilidad que me dan los médicos es caminar. Si no puedes correr, anda…… Y eso hice, andar. Primero pequeños paseos por el parque, muy despacio, 10 minutos, 15,20,25.30… y así poco a poco iba aumentando tanto el tiempo como la distancia que recorría. Poco a poco y a medida que se iba acercando la fecha en la que podría comenzar a correr comencé a alternar la caminata con un suave trote, con más miedo que once viejas, como decimos aquí en el sur. Los primeros días cualquier molestia o pequeño dolor me ponía en alerta, pero un encuentro fortuito en el parque de Miraflores con mi buen amigo Francisco José Ferral me ayudo a comprender mucho mejor el postoperatorio de mi intervención, ya que él me contó que estaba intervenido de lo mismo que yo y que las molestias habían estado presentes hasta pasado un año desde su intervención. 

A partir de ese momento todo parecía ir cogiendo de nuevo ritmo y ahora las caminatas se convertían el trotes suaves, donde si bien seguían apareciendo las molestias, estas eran cada vez de menor intensidad. En marzo de 2020 ya estaba completamente restablecido de la intervención y practicando carrera continua con normalidad. 

Durante estos primeros meses del año los entrenos con Ignacio Ugarte fueron fundamentales para mi total recuperación. Me quedaban 5 meses para la prueba. Es en ese momento donde entiendo que debo organizar un plan de entrenos muy exhaustivo, con la idea que ir aumentando el volumen de kilómetros semanales casi sin descanso y haciendo unas pausas de recuperación o de descarga muy cortas ya que el tiempo juega en mi contra. Contacto con Juan Andrés Camacho Fernández, “El Corredor Errante”, un ultra fondista malagueño que seguía desde hace mucho tiempo y cuyo blog recomiendo leer detenidamente (http://www.elcorredorerrante.com/) para pedirle ayuda y consejo sobre cómo afrontar esta prueba. Juan me facilita unas pautas de entrenamiento que van a ser determinantes para el devenir de mi participación en la carrera sueca. 

 Para ello decido que hay dos zonas de entrenamiento habituales cuyos terrenos se asemejan mucho a lo que me voy a encontrar en Suecia, una de ellas la zona de El Castillo de las Guardas o Arroyo de la Plata y otra y principal para las tiradas largas en la Sierra de Aracena y Picos de Aroche. Como en toda carrera de larga distancia el entrenamiento psicológico es fundamental, dadas la cantidad de horas que uno pasa solo y los diferentes estados mentales que se atraviesan durante el desarrollo de este tipo de pruebas donde el cansancio, la climatología y el sueño van haciendo mella en la mentalidad de los corredores. Por ello decido afrontar la última parte de mi preparación completamente solo y durante estos tres últimos meses son contadas las ocasiones en las que tengo compañía en mis tiradas largas. Solo mis amigos José Domingo Sánchez y Fernando Martínez me acompañan a veces. 

Dice Manuel Merillas, todo un campeón del mundo de KV y poseedor de varios records de ascenso que “Es mejor caminar como un lobo solitario en la dirección correcta, que seguir a la manada en la dirección incorrecta” 

Por ello inicio los entrenos en solitario con tiradas de entre 20 y 25 km y un desnivel medio en cada entreno de entre 750 y 1000 metros positivos. Estos entrenos en la sierra los voy alternando con entrenos específicos de fuerza en el gimnasio, salidas en bicicleta para no forzar mucho las articulaciones y entrenos de carrera con series, fartlek, cambios de ritmo y técnica de carrera. Durante los entrenos en el mes de abril y mayo me sorprende el nivel de recuperación que tengo y las tiradas largas, cada vez lo son más. Ninguna baja ya de 40 km y siempre termino con ganas de más. La sierra de Aracena se convierte en mi particular parque de atracciones, donde doy rienda suelta a mis piernas. He perdido la cuenta de los entrenos allí realizados hasta la fecha y cada vez me encuentro más fuerte. 

Hacía tiempo que mantenía contacto con José Domingo Sánchez, un corredor de Aracena al que seguía desde hacía tiempo ya que sus rutas por la zona me llamaban poderosamente la atención, tanto por la variedad de terrenos que recorría como por los desniveles que era capaz de sacar en pocos km. Él también es muy aficionado a las largas distancias y dado que en su zona de entrenos no encontraba compañeros para hacer tiradas largas creo que ambos encontramos en el otro el aliado perfecto para entrenar. En esos momentos José Domingo se encontraba preparando las millas romanas de Mérida, por lo que desde ese momento ambos comenzamos a organizar tiradas largas y recorrimos juntos parajes fantásticos y pueblos y aldeas totalmente desconocidos para muchos corredores que entrenan por la zona. Sin duda alguna aquellos entrenos me iba a dar el punto de forma necesario para afrontar Trans Scania con ciertas garantías de al menos intentar acabar la carrera y no morir en el intento, única aspiración que siempre he tenido en este tipo de pruebas. 

Otro tema muy importante para mí era el de los desplazamientos y el alojamiento y aquí mi sobrina Belén me ayuda muchísimo y en cuestión de un mes lo tengo todo cerrado y organizado. Ya no debo preocuparme y centrarme solo en los entrenos. Quedan tres meses para el objetivo. 

A finales de junio de 2021 me encuentro en mi mejor estado de forma y cada entreno sale mejor que el anterior y las sensaciones son fantásticas. 

 El trabajo ya estaba hecho…… 

Durante el mes de julio de 2021 tocaba bajar el acelerador e ir bajando la intensidad de los entrenos y volumen de kilómetros y buscar algo de “chispa”. Para ello vuelvo de nuevo a las series, Fartlek y tiradas cortas pero intensas. 2 de agosto de 2021. Había llegado el ansiado momento de poner rumbo a la ciudad sueca de Lund, lugar donde finalizaba la carrera y donde habíamos organizado mi “base de operaciones”. El viaje de ida estaba organizado en dos vuelos con la compañía Vueling: Málaga – Barcelona y Barcelona – Copenhague. Una vez llegado a la ciudad danesa me tocaba tomar un tren que desde esta ciudad atravesaba el estrecho de Oresund y adentrarse por el sur de Suecia para dejarme en la ciudad de Lund. Por la mañana había acudido a mi empresa (Engloba Prevención) para realizarme un test de antígenos que, junto al certificado europeo de vacunación me permitiese volar con cierta tranquilidad en eses aspecto dadas las restricciones de varios países. Tras realizar escala nocturna en Barcelona tomé el vuelo hacia Copenhague a las 7,00 h y desde el mismo aeropuerto el tren que me llevaría en no más de media hora hasta Lund. 

Al llegar a esta ciudad, a la que tantas veces había soñado llegar, me dirigí casi de manera instintiva hacia el Hotel Lundia, lugar de finalización de la prueba, que tantas veces había visto en los videos publicados por la organización en redes sociales. No me lo creía. Tres años, tres larguísimos años, una intervención quirúrgica bastante complicada y muchos entrenos después allí estaba. Era mi gran sueño y no pensaba dejarlo escapar. Me dirigí a mi alojamiento del barrio antiguo de Lund y tras presentarme a mi casero, Fritz, solté las maletas y me dispuse a visitar la ciudad y comenzar mi aclimatación a la zona. 

Durante los 3 días anteriores a la prueba realicé largos paseos por la ciudad, con paradas intermitentes a fin de no cansar demasiado las piernas y traté de alimentarme con una carga importante de hidratos de carbono, teniendo eso sí, mucho cuidado de no ingerir comidas desconocidas o que tuviesen ingredientes desconocidos para mi cuerpo y que pudiesen jugarme una mala pasada a horas de la prueba. Además de esta alimentación había llevado desde casa las pastillas efervescentes de magnesio y complejos vitamínicos que había estado tomando durante los meses anteriores y que tan buen resultado me habían estado dando. 

El día 4 de agosto había quedado con mi amigo Daniel Cervera que se ofreció a recogerme y enseñarme el primer punto de agua del recorrido, la salida y hablarme en profundidad de los pormenores de la prueba. A las 13.30 h quedamos en la estación de trenes y tras recogerme con su coche nos desplazamos hasta el primer punto de agua y lugar donde comienza en sendero Skänelenden. Tras estudiar detenidamente el lugar y la salida desde el punto de agua hacia el inicio del sendero nos desplazamos hasta su localidad d residencia y punto de salida de la prueba, Bjarred. Visitar el embarcadero desde el que se inicia la prueba en día antes y poder pasear por allí con tranquilidad fue una experiencia maravillosa y que jamos podré olvidar. Tomamos un pequeño aperitivo en el restaurante que allí se encuentra y nos dispusimos a volver a Lund. He de agradecer de nuevo a Daniel todas y cada una de las atenciones que me prestó durante toda mi estancia allí. 

Siguiendo indicaciones de la organización el 5 de agosto a las 18.00 h me presenté en el restaurante Ishiri, frente al Hotel Lundia, donde todos los años se organiza una cena previa a la carrera, y donde la organización facilita los últimos detalles de la prueba. Por fin conocí personalmente a Magnus Bodin, quien me trasladó su total felicidad por mi presencia allí y me facilitó el sobre con la documentación, mapas, dorsales, etc. Como mi inglés estaba bastante oxidado decidí no asistir a la cena y dedicar la tarde a preparar todo lo necesario. Volví a mi alojamiento y comencé organizar la mochila, ya que como participante en la modalidad de autosuficiencia completa, tenía que transportar todo lo necesario para alimentarme durante toda la carrera, ya que la organización tan solo pone a disposición de los participantes 11 puntos de agua repartidos durante todo el trayecto de ida y vuelta. 

Mi alimentación durante la carrera la organice en base a como lo había estado entrenando durante todos estos meses, es decir: A partir de la salida comer cada 50 minutos al menos una carga de 60 mg de carbohidratos en distintas formas tales como barritas energéticas, panecillos rellenos de Nutella y carne de membrillo, geles (sin cafeína), etc., y acompañar esta ingesta con pequeñas porciones de glucosa en forma de gominolas ya que estas son fáciles de transportar y van aportando la glucosa necesaria para que el cuerpo siempre se vaya manteniendo activo y la fatiga muscular aparezca lo más tarde posible. Además, cada hora tomaría sales minerales y cada 50 kilómetros diluiría una pastilla de magnesio a fin de evitar calambres musculares. Toda la alimentación utilizada seria de la marca Enervit, adquirida en Mercadona. 6 de agosto de 2021. 

La mañana de la carrera. 

Magnus me había citado a las 7.00 h de la mañana delante de la estación de trenes de Lund, desde donde nos trasladaríamos en taxi hasta el embarcadero de Bjarred. A mi llegada a la estación había varios corredores ya esperando junto a Magnus. En un breve espacio de tiempo estábamos todos montados en los taxis dirección a la salida. He de decir que la recepción de mis compañeros fue bastante fría y por momentos me sentía bastante desplazado con respecto al resto de participantes. Obviamente no conocer el idioma y mi ingles oxidado no ayudaba. Aun así pude saludar a varios corredores que ya conocía por fotos y de los que tenía grandes referencias como corredores de ultra distancia en anteriores ediciones de esta prueba y en otras similares dada la gran afición que existe en Suecia a este deporte. 

Tras el reparto de los GPS por parte de la organización salimos paseando y nos adentramos en el embarcadero hasta su punto de inicio, lugar donde anualmente se realiza la foto de participantes y se da la cuenta atrás. 10,9,8,7,6,5,4,3,2,1….comienza mi sueño. Ya solo tocaba disfrutar!!! 

6 de agosto de 2021. 08.00 h. La carrera….. 

La salida se realiza de forma neutralizada y aunque mi idea inicial; así se lo había trasladado a Daniel y era parte de mi estrategia de carrera era la de correr todo lo posible durante las 14 horas iniciales donde contaría con luz solar, pero veo que todos los participantes excepto Enrik Roos (a la postre ganador de la prueba junto a Sandra Lundqvist) salían realizando una marcha muy contenida. Decido tomar la misma estrategia ya que no conozco la zona y sé que hay algunas variaciones de última hora en el recorrido cerca de la ciudad de Lund, que se rodea durante el sentido de la ida de la carrera. Así, formamos un primer grupo con Sandra, otros dos corredores y yo y recorremos en grupo los primeros quince o veinte kilómetros. A la llegada al primer punto de agua veo que me he quedado solo y únicamente otro participante sigue mi ritmo. 

Comienzo a pensar que voy demasiado rápido. Paro para rellenar los botes de agua y casi inmediatamente me adentro en los primeros kilómetros del sendero Skänelenden. El cambio de paisaje entre lo recorrido hasta entonces, asfalto y carretera, se torna un sendero frondoso y lleno de sombra. El kilómetro 25 llega casi sin avisar y en una bifurcación me paro porque mi GPS me indica una dirección y las marcas naranjas no aclaran si voy a tomar el camino correcto. Me giro buscando algún participante y aparece una figura espigada y con gorra azul que con una breve señal de manos me indica el sendero correcto. Se trataba de Kristian H. Kjeldsen, danés y uno de los 3 extranjeros que participábamos en la prueba. 

Mi compañero hasta el final. Ambos no adentramos en el sendero correcto y comenzamos a caminar juntos. Kristian se presenta, en un perfecto español, y me llena de alegría pensar que voy a poder entenderme con alguien durante los kilómetros que recorramos juntos. Yo me presento y comenzamos una animada charla donde vamos conociendo detalles el uno del otro. El ritmo es muy bueno y ambos nos sentimos muy cómodos con el ritmo impuesto por ambos. Comenzamos a devorar kilómetros. Casi sin darnos cuenta nos plantamos en el kilómetro 40, segundo punto de agua del recorrido. Parada técnica, llenamos botes de agua, sales minerales diluidas y a correr. Aprovecho para grabar un pequeño video que subo a redes sociales tal y como había prometido a mi familia a fin de que estuviesen informados en todo momento de cómo me encontraba. 

A partir de este punto nos adentramos en un bosque como jamás yo había visto, miles de hayas centenarias se agolpaban las unas a las otras sin casi dejar entrar la luz del sol. Un auténtico espectáculo para los sentidos. Hay que estar muy atentos a las señales ya que el sendero está marcado por hitos naranjas en postes y árboles que a veces son difíciles de ver. Solo por atravesar ese bosque ya merecía la pena todo el esfuerzo realizado. Casi sin solución de continuidad salimos del bosque y comenzamos a recorrer un sendero bastante marcado que atraviese unos prados impresionantes llenos de ganado vacuno y una vegetación imposible de ver en España en esta época del año. Las vistas son impresionantes. 

Llegamos a la zona de los dos grandes lagos que indican la mitad del recorrido de ida y donde debemos acceder a las “Drop Bag” o bolsa de mano. Se trata de una mochila entregada antes de la salida y trasladada hasta ese punto por la organización donde tanto en el sentido de ida como a la vuelta los corredores podíamos cambiarnos de ropa, reponer alimentos, cambiarnos de zapatillas o calcetines, etc. A la subida de una larga cuesta y casi coronando aparece Henrik Roos como de la nada, nos saluda y continua su marcha. Acababa de abandonar la zona de las “Drop Bag” a la que nosotros accedíamos siguiendo unas cintas de color roja atadas a los árboles que marcaban el punto exacto. Me sorprende que las bolsas, y en muchos casos cajas grandes de plástico, están dispuestas en modo circular en medio del campo. Accedemos a las bolsas, nos cambiamos de camiseta, comemos y nos avituallamos ambos y en 10 minutos estamos los dos otra vez corriendo. 

El kilómetro 60 me anima a grabar un nuevo video y subirlo a redes sociales: Me sorprende mi ritmo y el de Kristian. Me preocupa que paguemos el esfuerzo, pero ambos vamos “fácil” como se dice en nuestro argot. Kilómetro 93 de la ida y nos hemos encajado en la localidad de Lovestad. En este punto existe un restaurante que todos los años (a pasar de que ya en 2021 sus propietarios hayan cerrado sus puertas para traspasar el negocio) abren exclusivamente para atender de manera totalmente gratuita a los participantes. De hecho a la entrada de la localidad hay una chica, familia de los propietarios del restaurante, que muy amablemente nos indica el camino para llegar hasta el restaurante. Allí nos reciben Lisbeth y Magnus, su esposo. Todo son atenciones y facilidades. Nos dan de comer, de beber, nos rellenar los botes de agua, nos dan café, y todo completamente gratis. No doy crédito. Kristian y yo agradecemos las atenciones y nos despedimos de nuestros anfitriones, no sin que antes nos indiquen que, aunque a la vuelta el restaurante permanezca cerrado, dejarían en la parte trasera del mismo una mesa preparada con comida y bebida. Realmente impresionante lo de esta familia. 

La tarde va haciendo acto de presencia y comenzamos de nuevo a correr. Pasan algunos kilómetros y algunas molestias estomacales me obligan a parar hasta en 3 ocasiones a evacuar. Mi compañero Kristian se percata de ello y me facilita un par de comprimidos de Loperamida que me tomo de manera inmediata y en un periquete las molestias estomacales han desaparecido. Seguimos avanzando y mientras la noche comienza a hacer acto de presencia nos acercamos al punto de retorno. Con la oscuridad nos despistamos y perdemos el sendero durante unos minutos pero el ruido del Mar Báltico al fondo nos da un subidón brutal de adrenalina. Localizamos el acceso a la playa y como todo participante nos acercamos al agua y la tocamos en señal de fin de trayecto. Felicito a mi compañero Kristian y nos volvemos sobre nuestros pasos y buscamos un lugar donde poder tomar un pequeño descanso y comer con algo de tranquilidad. Tomamos asiento junto a unas casetas de playa, sobre unos separadores de hormigón, y allí comimos, nos cambiamos de camiseta y nos abrigamos un poco ya que comenzaba a hacer algo de frio. En un periquete estamos los dos iniciando el camino de vuelta. 

Prácticamente a escasos 4 o 5 kilómetros de la playa nos cruzamos con Sandra, que venía llegando también a la playa. Supongo que nuestro breve despiste a la llegada a Havang hizo que no nos cruzásemos con Enrik. De nuevo en el camino de vuelta y ya con noche cerrada aminoramos la marcha ya que aunque conocemos el camino ya recorrido es mejor asegurar la ruta y no recorrer kilómetros de más que al final nos puedan penalizar. Recorremos de nuevo caminos que hemos transitado en sentido inverso y nos cruzamos con varios participantes que van en dirección a Havang para finalizar el sendero de ida. Poco a poco y casi sin darnos cuenta comienza a amanecer. A las 5.30 h es totalmente de día. Esto hace que aumentemos la marcha y casi sin solución de continuidad nos vamos acercando de nuevo a los grandes lagos que marcan la mitad del camino de vuelta. 

Por detrás vemos como se nos va acercando una luz que finalmente nos alcanza. Se trata de Sandra, magnifica y muy experimentada corredora de ultra fondo, con un currículum deportivo envidiable para cualquier aficionado a este deporte, y que tras compartir con nosotros unos cientos de metros nos deja detrás. Va como un tiro. Nosotros dos mientras tanto a los nuestro. Los siguientes kilómetros pasan muy rápido, aumentamos la cadencia de nuestras zancadas y nos animamos a mantener ese ritmo vivo durante el mayor tiempo posible. Casi sin darnos cuenta llegamos a la zona de la “Drop Bag” y para nuestra sorpresa tanto Sandra como Enrik se encuentran ambos allí reponiendo fuerzas y cambiándose de ropa. Nos sentamos en el suelo y tanto Kristian como yo hacemos los propio y nos cambiamos y avituallamos. En 5 minutos tanto Sandra como Enrik salen juntos y nosotros terminamos de avituallar y soltar lastre y emprendemos de nuevo la marcha. 

En pocos kilómetros el GPS que me han regalado mis hijos Jesús y Pablo (Garmin foretrex 601) marca el kilómetro doscientos de carrera. Me parece increíble que con doscientos kilómetros en las piernas mantengamos un ritmo tan vivo de carrera y sobre todo que no sienta ningún tipo de fatiga muscular en las mismas. Hay que dejar constancia de ello y grabo un pequeño video que subo a redes sociales. Mejor no me podían estar saliendo las cosas, pienso. Kristian intenta correr todo lo posible pero a estas alturas de la carrera cualquier repecho te puede jugar una mala pasada al forzar la máquina, así que intento que trotemos todo lo llano y las cuestas abajo y que todos los repechos los subamos andando y a buen ritmo. Kristian me acompaña en la dinámica y ambos entendemos que así llegaremos a meta cumpliendo nuestro objetivo de finalizar. 

Mi idea de la prueba solo era terminar, sin calculo alguno sobre las horas necesarias para tal fin. Había revisado cientos de veces la media de horas de los participantes de ediciones anteriores y ya bajar de 40 horas parecía una autentica proeza. Por ello no había querido estar pendiente de las horas de carrera, para no caer en errores de cálculo, aumentar el ritmo y “petar”. Kilómetro 220. Nos volvemos a adentrar de nuevo en el bosque de hayas que esta vez atravesamos en sentido inverso y se me hace muchísimo más corto que a la ida. 

De manera inmediata los grandes prados de trigo nos indica que nos estamos acercando a la ciudad de Lund. Todavía tenemos que atravesar varias zonas complicadas y debemos extremar las precauciones ya que una mala pisada pueda enviar al traste todo el trabajo realizado. Hay un pequeño barranco que me preocupa bastante ya que a la ida ya vimos que estaba totalmente cubierto de hierba y no se veía la zona de apoyo del pie. Extremamos las precauciones y pasamos este tamo sin mayores problemas. Nos vamos acercando al kilómetro 230 y ahora nos toca sortear algunos tramos de carretera bastante duros por el tipo de suelo y los continuos sube y baja pero mantenemos la cadencia del trote en el llano y subimos a buen ritmo todas las cuestas. Seguimos avanzando. 

Casi de la nada y al pasar un cambio de rasante aparece ante nosotros un cartel que indica desvío a la izquierda junto a la palabra “Lund”. Ahora sí que estamos cerca. Accedemos a esa larguísima carretera que nos va a llevar a la puertas de la ciudad donde acaba nuestra aventura. Finaliza una larga recta y tomamos un desvío hacia un camino bastante estrecho y bajada que nos lleva, ahora sí que si, a la ciudad. Accedemos prácticamente sin darnos cuenta a uno de los miles de carriles bici que pueblan toda la zona y nos adentramos en la zona periférica de Lund. En este momento Kristian decide llamar a la organización para asegurar nuestro punto de acceso a la llegada. Nos confirman el itinerario que tenemos marcado en los GPS y nos indican que nos están esperando. 

Entrada en Lund….. 

Nuestra aventura está a punto de finalizar. Reconozco la zona por la que estamos adentrándonos en la ciudad de los paseos que había realizado en los días previos a la prueba. Las torres de la Catedral de Lund nos confirman que estamos a escasos 500 m de la meta. Kristian y yo nos miramos y sonreimos. Estamos aquí y lo hemos conseguido. Un par de giros a izquierda y derecha nos dejan en la entrada de la calle “Bytaregatan”. Seguimos trotando ya con una sonrisa de oreja a oreja y a los lejos escuchamos con Magnus Bodin relata, a grito pelado, nuestra llegada. Al escuchar a Magus consigo entender que hemos realizado la prueba en 35 horas y 15 minutos….no me lo creo. Ni en mis mejores sueños hubiese pensado hacer semejante marca. 

Llegamos a la altura del Hotel Lundia y ahí finaliza nuestra participanción en Trans Scania 2021. Me giro y doy un abrazo a mi compañero Kristian y le agradezco toda la ayuda que me ha brindado tanto a nivel de navegación como con aquellas dos pastillas que me ayudaron a pasar el problema estomacal. El hace lo propio y me agradece mi generosidad y ayuda. Me giro y agradezco a Magnus Bodin todo cuanto ha hecho para que ese momento se tornase realidad y me derrumbo. Las lágrimas de emoción afloran en mis ojos y es ahora cuando puedo decir sin temor a equivocarme que soy Finisher de Trans Scania 2021 – 246 km. 

Finalmente la organización nos otorga a Kristian y a mí la tercera posición conjunta. No puede haber mejor final para una aventura que me ha dado la oportunidad de participar en una de las carreras más impresionantes del mundo y conocer a personas igual de impresionantes. 

Vuelvo con la sensación del deber cumplido y de que cuando uno tiene un sueño tiene que luchar por hacerlo realidad.


Comentarios

  1. Espectacular crónica amigo!!! Brutal la experiencia y tanto amigos, como los peques de tu familia ya tienen aventuras mil que recibir y una de categoría.
    Enorme Kristian al cual ya por las redes sociales saludé. Lo considero ya amigo también por la compañía que te hizo.
    Lo de Lisbeth y Magnus para enmarcar. No se si leerán este blog y comentario pero mi admiración total por ese detalle con los participantes.
    Gracias por compartir esta experiencia campeón!!! Como siempre, fan tuyo desde hace ya muchos lustros ;)

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  2. Que bonito lo cuentas Chema. Parece que lo estoy viviendo. Eres un loco, un crack, yo no sé lo que eres macho, vaya pasada de paliza. Y encima podium👋👋👋 muchísimas felicidades máquina. Abrazos

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    1. Muchas gracias amigo. La idea era que quien lo leyese disfrutase de su lectura.

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  3. Impresionante, Chema. Muchísimas gracias por tu generosidad al compartirlo. Me guardo el enlace porque volveré a leerlo una y mil veces cada vez que tenga dudas sobre hacer realidad alguno de mis abundantes sueños. Muy agradecido a la vida de que un día nos cruzásemos en el gimnasio de nuestro amigo Pako para darme la oportunidad de conocer a alguien tan grande. Ahora a por la UTMB, que debería darte una plaza directa si sorteo. Abrazo apretao!!! 😘😘😘

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    1. Gracias Antonio. Como te dice el Facebook eres inspiración para muchos de nosotros. Tu trabajo en favor las diferentes causas solidarias por las que trabajas es impresionante.

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  4. Lo mejor que he leído este verano. 6 de la tarde y casi 40 grados en Sevilla y me han entrado ganas de salir a correr. Por desgracia a mi se me pasan pronto. Grande mi maestro Chemita, es un disfrute leer una aventura así saber que la has gozado a pesar de la dureza. Envidia mala que te tengo, que lo sepas.

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  5. pelos como escarpias, ole, ole y ole. Enhorabuena Makina.

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  6. Vaya carrera y que pedazo de crónica. Mi enhorabuena por la carrera y mi gratitud por compartir tu experiencia. Muy grande, Chema.

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  7. Enhorabuena Chema. Toda una asaña tu experiencia. Tan solo llegar hasta allí ya merece un premio y terminar una ovación. Espero que hayas disfrutado cada uno de esos kilómetros y nunca olvides esa maravillosa sensación de haber cumplido un sueño.
    Un saludo.

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    1. Muchas gracias compañereo. La verdad es que es una experiencia que jamas olvidaré. Un abrazo

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  8. Énorme todo; tu relato, todo lo duro y los escollos que tuviste en la preparación, todas tus ayudas en los entrenos, como he sentido estar allí en ese sendero contigo. Eres muy grande y creo que sabes que te admiro.

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